
En el Perú se necesitan al año 540 mil unidades de sangre y sólo se colectan 183 mil unidades aproximadamente a través de donaciones, lo que representan el 33.8% del total requerido. Es decir hay un déficit de unidades de sangre del 66.2% a nivel nacional y eso impide muchas veces salvar vidas.
Del total de unidades de sangre colectadas sólo un 5% corresponde a los donantes de tipo voluntario no remunerado, teniendo un 95% de donantes que son los familiares o de reposición, situación que representan un peligro para la salud de los pacientes ya que al no existir una cultura de donación voluntaria, se corre el riesgo de continuar desabastecidos.
Se sabe que en Lima y Callao se requieren aproximadamente el 70% del total de unidades colectadas, mientras que el 30% es destinado para las provincias. En cuanto a la infraestructura, en todo el Perú existen 239 Bancos de Sangre, de los cuales 93 están en Lima y Callao, mientras que 144 se encuentran en las regiones.
El Perú es uno de los países con más baja donación voluntaria de sangre de América Latina, al igual que Ecuador y Bolivia. En nuestro país anualmente se necesitan 540 mil unidades de sangre y sólo se colecta 183 mil, aproximadamente al año, lo que representa el 33.8% del total requerido, existiendo un déficit del 66.2%.
Otro de los problemas que se suscita por la falta de donantes voluntarios son las muertes maternas a consecuencia de eventos hemorrágicos. Se sabe que el 48% de los 300 decesos que se registran anualmente en el país son por estos motivos y se producen generalmente en zonas alejadas y de extrema pobreza.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que para que un país pueda satisfacer sus necesidades de transfusiones, el número de unidades de sangre que colecta debe corresponder al 2% de su población y de ellos el 50% deben provenir de donantes voluntarios no remunerados, pero esta situación no se produce.
Existen ciertas condiciones mediante las cuales es peligrosa la donación ya que cuanto existe presión, interés o motivación económica del individuo por donar sangre, éste puede negar comportamientos de riesgo, síntomas o signos de enfermedad que lo descalifiquen de la donación, desvirtuando así el proceso de selección.

